Se suele decir que el planeta Tierra es nuestra casa, nuestro hogar, de modo que debemos cuidarlo. Y no está mal plantearlo de esta manera. Solo que dicha metáfora limita la comprensión de la real importancia que tiene nuestro planeta para los seres humanos. Similar situación se presenta cuando se reclama que los seres humanos debemos superar esa relación predominantemente predatoria con la naturaleza. Con esto, quiero precisar que el mundo es más que nuestro hogar, porque de nuestro hogar podemos salir y seguir viviendo. Del mundo, si salimos, hasta el momento sería poco probable mantenernos con vida durante mucho tiempo. Igualmente, no solo debemos mejorar nuestra relación con la naturaleza, porque la relación de los seres humanos con la naturaleza es posterior a nuestra situación de pertenencia a la misma. Primero somos parte de la naturaleza, y desde esa condición nos relacionamos con ella, lo cual complejiza la relación, atendiendo a que todo lo que la naturaleza asimile se expresará en nuestras vidas.

Tuvo que pasar demasiado tiempo para que el cuidado ambiental pase a tener el protagonismo que nuestra especie merece para que el derecho a la vida sea de verdad el más preciado.

En 1968 se fundó el Club de Roma, una organización no gubernamental integrada por intelectuales y científicos preocupados por mejorar el futuro del mundo con un abordaje interdisciplinario. En 1972, dicho club presentó un conocido informe denominado Los límites del crecimiento, cuya conclusión fue: si el actual imcremento de la población mundial , la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y ka explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la Tierra durante los próximos cien años¹.

El Club de Roma fue desacreditado y no tomado en serio durante mucho tiempo. Al respecto de las preocupaciones medioambientales, el cantautor brasileño llamado Lenine, en su canción denominada Es fuego, comienza recordando que Éramos un par de apocalípticos, de meros hippies con una falsa alarma…economistas, médicos y políticos apenas nos trataban con escarnio. Nuestras visiones se rebelaron correctas y ellos callaron pero era tarde. Las noches andan siendo medio cálidas…y el Mato Grosso en grandes llamas arde. El verde en cenizas se convierte rápidamente…es fuego!

La pandemia pisó el acelerador del cambio en cuanto estilo de vida. La cuarentena en todo el mundo mostró que en aquella normalidad veníamos depredando salvajemente el planeta. En el 2021, el 29 de julio fue el día en que la humanidad terminó de consumir todo lo que la Tierra puede regenerar en ese año[2], lo cual significa que ya estamos necesitando dos planetas para poder vivir. Esto, en proyección es muy peligroso. La ola de calor extremo y los incendios así lo indican.

La educación ambiental es un proceso que impulsa a las personas a investigar sobre temáticas ambientales, involucrarse en la resolución de problemas y tomar medidas para favorecer el desarrollo del medio ambiente. Esto permite que los individuos alcancen un entendimiento más profundo de las temáticas ambientales y tengan las herramientas para tomar decisiones informadas y responsables.

Los componentes de la educación ambiental son:

• Conciencia y sensibilidad ante el ambiente y los desafíos ambientales.
• Conocimiento y entendimiento del ambiente y los desafíos ambientales.
• Actitudes de preocupación por el ambiente y de motivación por mejorar o mantener
  la calidad ambiental.
• Habilidades para identificar y contribuir a resolver los desafíos ambientales.
• Participación en actividades que contribuyan a resolver los desafíos ambientales.

La educación ambiental les enseña a los individuos a sopesar los distintos lados de una problemática mediante el pensamiento crítico, y estimula sus propias habilidades para resolver problemas
y tomar decisiones.

En nuestro país, la Reforma de la Educación, conocida como Reforma Joven, se inicia en el 2002, con una propuesta innovadora en relación al currículo anterior de la educación media, referida al tratamiento de las áreas transversales: El desarrollo del pensamiento crítico y productivo, la educación ambiental y desarrollo sostenible, la educación democrática y la educación familiar y desarrollo personal.

Así, existen diversas experiencias de educación ambiental en el mundo. La defensa a la agricultura familiar campesina es una constante en varios países europeos, en defensa de sus culturas. También las huertas urbanas de consumo se muestran como hermosa realidad en varios hogares de varias ciudades, incluyendo a ciudades paraguayas.

En cuanto al Paraguay, el nuestro es uno de los pocos países que no cuenta con una ley de Educación Ambiental que conmine al sistema educativo la implementación obligatoria de una materia específica en la malla curricular.

Promoción de la reforestación, diversificación energética, selección de residuos, utilización racional del agua, impulso a la agroecología, combate a los monocultivos extensivos, a la caza y a la pesca a gran escala, deben formar parte de una educación integral en materia ambiental.

En la encuesta sobre medio ambiente, realizada entre el 2017 y el 2018 por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES), la población indentifico a la contaminación del aire, del agua y los problemas de la basura como los tres principales problemas medioambientales del Área Metropolitana de Asunción. Según la ciudadanía, el orden es el siguiente: en primer lugar la contaminación del aire, seguido de la contaminación del agua, y finalmente la gestión y manejo inadecuado de los residuos sólidos urbanos. Sin lugar a duda, los residuos sólidos en Asunción son uno de los problemas más molestos que la ciudadanía enfrenta. A pesar de que la misma está siendo combatida, la cantidad diaria no disminuye, sino que parece aumentar.

Fuentes:

[1] https://es.m.wikipedia.org/wiki/Los_l%C3%ADmites_del_crecimiento